Cuando llega la Semana Santa, el Valle de Ricote se transforma. Las campanas resuenan entre montañas, las calles se llenan de incienso y tambores, y cada uno de los siete pueblos que forman este rincón del interior murciano saca a relucir lo más profundo de su identidad. Esta celebración no es solo religión: es historia, cultura, arte y emoción compartida. En este artículo recorremos municipio a municipio para descubrir cómo se vive la Semana Santa en el corazón del Valle.
Ricote: el alma morisca y el resurgir de la devoción
En los últimos años, Ricote ha vivido una verdadera renovación de su Semana Santa. Gracias al impulso de dos cofradías activas, la celebración ha recuperado fuerza y participación. Las procesiones recorren las calles estrechas del casco antiguo, iluminadas por faroles y acompañadas por el sonido solemne de los tambores.
Destacan la Procesión del Silencio el Jueves Santo, una marcha sobria y conmovedora, y la Procesión del Santo Entierro el Viernes Santo. El Domingo de Resurrección, la Procesión del Encuentro pone el broche final con un aire más festivo y luminoso.
Lo especial: el contraste entre la austeridad morisca del entorno y la pasión con la que el pueblo se vuelca en cada detalle.
Abarán: fervor, tradición y sonido de tambor
Abarán vive su Semana Santa con una intensidad que mezcla lo religioso con lo popular. Las cofradías desfilan por un casco urbano lleno de historia, acompañadas por bandas de música y devotos con túnicas de colores vivos.
Entre las más destacadas están la Procesión del Prendimiento, que representa el arresto de Jesús; la Procesión General del Jueves Santo; y la imponente Procesión del Santo Entierro el viernes por la noche. Uno de los momentos más esperados es la Tamborada, donde los tambores llenan las calles con su eco ancestral.
Lo especial: la riqueza visual de los pasos, la participación popular y el sonido que resuena desde las montañas hasta el río.
⛪ Archena: tradición, devoción y arte procesional
Archena, aunque a veces no se menciona dentro del núcleo más tradicional del Valle, vive su Semana Santa con una intensidad única y una participación masiva. Su Semana Santa es una de las más completas del valle, con numerosas procesiones a lo largo de toda la semana, una gran riqueza artística en los pasos, y un ambiente que combina solemnidad con sentimiento.
Entre las procesiones más destacadas están la Procesión del Silencio el Miércoles Santo, donde el respeto y la emoción llenan las calles; y el Santo Entierro del Viernes Santo, una de las más espectaculares por su recorrido, iluminación y número de cofrades.
El Domingo de Resurrección culmina con la Procesión del Encuentro, donde las imágenes del Cristo Resucitado y la Virgen María se encuentran en medio de la plaza ante una multitud emocionada.
Lo especial: el nivel artístico de sus imágenes —algunas con más de dos siglos de historia— y la impecable organización de las cofradías, que convierten cada procesión en una representación viva de fe y belleza.
Blanca: arte, pujas y espiritualidad profunda
En Blanca, la Semana Santa es una expresión de identidad colectiva. Ocho cofradías dan vida a las procesiones, cada una con sus imágenes, colores y estilos. Pero lo que hace única esta celebración es la tradicional Puja de Imágenes, donde los fieles pujan por el honor de portar a hombros las tallas religiosas.
Este acto mezcla fervor, compromiso comunitario y un legado que se transmite de generación en generación. Las imágenes procesionan por las calles empinadas de Blanca, creando estampas de gran belleza y recogimiento.
Lo especial: la conexión emocional con las imágenes y el peso simbólico de la puja como acto de fe.
Ojós: subastas, silencio y azahar en el aire
Ojós, pequeño pero lleno de encanto, celebra una Semana Santa marcada por dos elementos clave: la subasta de santos y la tradición de La Enramá. En la subasta, los vecinos pujan por el privilegio de llevar las imágenes en procesión. Este acto no solo tiene un valor económico, sino que simboliza un compromiso con la comunidad y la espiritualidad local.
La Enramá tiene lugar en la madrugada del Domingo de Resurrección. Los jóvenes colocan ramas floridas bajo las ventanas de sus seres queridos como señal de afecto y buenos deseos. Es un gesto íntimo que une tradición religiosa y costumbre popular.
Lo especial: la mezcla de recogimiento, simbolismo y ternura en un entorno de belleza natural.
Ulea: sencillez y solemnidad con raíces profundas
Ulea vive la Semana Santa con sobriedad y devoción. Las procesiones, aunque más sencillas que en otros pueblos, tienen una fuerza emocional muy potente. El momento más destacado es la Subida de la Santa Cama el Viernes Santo, cuando el Santo Sepulcro recorre las calles en una procesión silenciosa y sobrecogedora.
Los vecinos se implican decorando las calles, preparando altares y acompañando los pasos en un ambiente de respeto y fe compartida.
Lo especial: la autenticidad de las celebraciones, sin artificios, centradas en el sentimiento y la tradición.
Villanueva del Río Segura: el Niño Resucitado y la alegría del reencuentro
Este pueblo celebra su Semana Santa con un equilibrio perfecto entre solemnidad y esperanza. Uno de los actos más singulares es el Encuentro del Niño, que tiene lugar el Domingo de Resurrección y representa a Jesucristo resucitado en forma de niño de tres años.
Con más de 200 años de historia, esta tradición conmueve a vecinos y visitantes. La imagen infantil recorre las calles hasta encontrarse con la Virgen, en una escena cargada de emoción y ternura.
Lo especial: el simbolismo del Niño Resucitado, una visión única de la Resurrección en el contexto cristiano.
Ulea, Ricote, Ojós, Blanca, Abarán, Villanueva, Archena… una Semana Santa de alma diversa
Aunque cada pueblo tiene sus peculiaridades, hay un hilo común que une todas las celebraciones del Valle de Ricote: el sentido de comunidad, la preservación de las tradiciones y la pasión con la que se vive cada acto. Las montañas, el río, los azahares y las campanas crean un entorno incomparable donde la fe se siente y se comparte.
Visitar el Valle en Semana Santa es más que asistir a procesiones: es dejarse llevar por un ambiente único, donde el silencio dice tanto como los aplausos, y donde cada rincón cuenta una historia.
¿Te gustaría vivirlo en primera persona?
Descubre más sobre estas tradiciones en valledericote.eu y descarga nuestra Guía de Semana Santa del Valle de Ricote, con fechas, recorridos, curiosidades y consejos para vivirla como un vecino más.
Ven al Valle. Siente la historia. Vibra con la tradición.